viernes, 16 de diciembre de 2016

Excursión a las bodegas subterráneas de la Ribera del Duero



 En Aranda de Duero, la familia Zapatero Pinto constituyó el complejo enológico de La Vid sobre una finca de estilo colonial de 1890. En las antiguas edificaciones de la finca se emplazan una serie de galerías con una profundidad de 12 metros que discurren bajo el mismo casco antiguo de Aranda de Duero. Se excavaron allá por el siglo XIII – XIV, aunque el primer indicio de las bodegas de Aranda data en el siglo XV. Su utilidad principal ha sido la de conservar el vino, pero en algunas ocasiones se usaba también como refugio o como vía para salir fuera de la muralla.  En 1.995 reforman la bodega y hacen lo que durante tantos siglos se estuvo haciendo, un vino artesanal, pero con la tecnología actual, para así elaborar unos vinos de calidad y producción limitada amparado bajo el sello de la D.O. Ribera del Duero. Así nacen Bodegas “El Lagar de Isilla“.
Su arquitectura es popular. Las galerías eran excavadas en los duros inviernos, cuando no se podía ir al campo por las nieves y hielos. Se excavaba la roca arcillosa, hasta encontrar una veta de roca de arenisca por donde se iban haciendo las galerías. La bajada a la bodega se construye en arco – bóveda de cañón de sillería teniendo una pendiente bastante pronunciada con 59 escalones. De cada galería se hacía un agujero hasta la superficie denominado zarcera, que servía de respiradero y vía de aireación de la bodega, y así conservar la temperatura y humedad constante que caracteriza a estas instalaciones. En cada nave o cruce se construyen arcos, de sillería y más adelante de ladrillo, que sirven de refuerzos a los techos de las naves, algunos de los mismos se distinguen en su arquitectura por estar cruzados “al bies”.
La temperatura de la bodega se encuentra entre 12 y 14 ºC, y tiene una humedad constante del  85 %.





INFORMACIÓN EXTRAÍDA DE LA PÁGINA http://www.lagarisilla.es/

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