Hubo dos detalles que me llamaron especialmente la atención en
mi última excursión a Valladolid. La primera de ellas es la iglesia, con aspecto
bávaro o nórdico, Nuestra Señora de la Antigua, frente a la Catedral, que data
del siglo XI, con una esbelta y espectacular torre románica rematada con un chapitel apiramidado de teja y un pórtico en el lado norte también
románico. Su aspecto neogótico recuerda en algunas pinceladas a la madrileña
Catedral de la Almudena. Siguiendo mi paseo me encontré, más allá de la Plaza
de España, el Campo Grande, un gran parque público ubicado en pleno centro
de la ciudad de forma triangular. Aunque 10 veces más pequeño que El Retiro, en
cambio tiene un encantador estanque con patos y, lo que más llama la atención,
cisnes, con sus estirados cuellos. Un apunte señorial a una ciudad señorial,
donde turistas y vallisoletanos disfrutan de este pulmón verde con sus hijos.
Por cierto, dejaros caer por alguno de los bares de la zona de la Plaza Mayor y
la Catedral. Los hay para todos los gustos, elegantes y exclusivos, típicos
"baretos" o franquicias que ponen muy buenos pinchos.